A 45 años del inicio de este gasoducto de 1.166 kilómetros, en Arabia Saudita, colaboradores de Techint Ingeniería y Construcción que participaron de su construcción se reunieron a rememorar algunas de las experiencias vividas. Mario Mangiantini, jefe de Recursos Humanos del proyecto, nos cuenta cuáles fueron los principales desafíos.

Pasaron 45 años desde que Mario Mangiantini se trasladó por 20 meses a Arabia Saudita para ser parte del proyecto Shedgum-Yanbu, pero todavía recuerda las altas temperaturas del desierto, los múltiples idiomas que se escuchaban en la obra y lo difícil que era comunicarse con Argentina.

"Fue toda una hazaña que implicó una gran logística. Se instalaron 23 campamentos móviles que avanzaban en función del desarrollo de la obra y llegamos a tener 4.000 personas trabajando en el sitio", dice Mangiantini.

El clima fue un importante obstáculo a sortear, porque las altas temperaturas, de hasta 55 grados, dificultaban la realización de las tareas de los colaboradores.

La multiculturalidad fue una de las protagonistas de la obra, ya que había trabajadores de 34 nacionalidades diferentes. "Parecía las Naciones Unidas, con comunidades muy grandes de árabes, tailandeses, turcos y filipinos. Pero mantuvimos un gran respeto por las diferencias y nos esforzamos para que la obra comenzara y terminara sin dejar ninguna contingencia, incluyendo las culturales", resalta.

También recuerda que había comedores específicos para los diferentes grupos, en donde hasta se podía disfrutar de asados y típicas comidas argentinas. En la obra había incluso un encargado de entretenimiento que organizaba campeonatos de fútbol, bochas y tenis, entre otros, haciendo hincapié en formar un equipo cada vez más fuerte y unido. "Todos formábamos parte del mismo equipo", recuerda Mario.

El desarraigo

El desarraigo fue una de las cuestiones más difíciles. El franco era cada seis meses y se podía volver solo por 15 días a Argentina. "Era otra época. Estábamos en el medio del desierto, sin comunicación con nuestra familia y en un país con una cultura completamente diferente", cuenta. La esposa de Mangiantini vivía en Zárate y las cartas tardaban entre 10 y 12 días en llegar. Además, como no existían teléfonos fijos en cada casa, su esposa iba a lo de algún vecino para poder comunicarse.

"Más de uno se quiso ir en determinados momentos, así que contener a la gente fue un reto. El proyecto desafió nuestra capacidad y voluntad de cambio. Por eso poníamos el foco en generar una comunidad y compartir valores comunes", añade.

A pesar de todas las adversidades, el megaproyecto de Techint E&C permitió unir a través de 1.166 kilómetros de gasoducto, la planta separadora y procesadora en Shedgum, en el Golfo Pérsico, hasta la planta fraccionadora en Yanbu, sobre la costa del Mar Rojo.