Néstor Santiago Martínez Landeta se desempeña actualmente como Supervisor Eléctrico del proyecto Campo Auca, en Ecuador. En ocho años en la compañía ha desarrollado una trayectoria profesional ascendente asumiendo roles de mayor responsabilidad cada vez, siempre impulsado por su deseo de aprender de las buenas y las malas experiencias.

Néstor Santiago Martínez Landeta es Ingeniero en Electromecánica recibido en la Universidad Técnica de Cotopaxi, una ciudad situada en el centro de Ecuador, donde vive con su esposa e hija. Ingresó en la empresa en 2013 para cumplir tareas de inspección de obra en el proyecto Shushufindi en el Bloque 57, ubicado en la zona Amazónica, en el norte del país. Desde ese momento, ha ido desarrollando diferentes roles como ayudante, inspector y analista de operaciones, hasta llegar a su cargo actual en julio de 2019.

Con un pie en la obra y otro en la oficina, el trabajo actual como Supervisor Eléctrico del proyecto Campo Auca –yacimiento que representa el 18% de la producción total de crudo de Ecuador– le ofrece la posibilidad de combinar la teoría con la práctica. Los desafíos que se presentan a diario constituyen un aprendizaje constante que le permiten a Néstor dejar en claro que el progreso y la superación personal son en su caso una elección de vida.

Aprender de los colegas

Néstor no duda en destacar todo lo que ha aprendido en los ocho años que lleva trabajando en la empresa, especialmente en el área de Operaciones. Valora todo lo que le enseñaron las personas de mayor experiencia, algo que le permitió superarse y crecer: “Me he cruzado con personas que me han ayudado siempre de manera muy generosa, porque a veces uno no sabe dónde buscar lo que necesita. Varias veces sabía qué quería, pero no dónde encontrar la información, por ejemplo, un plano o el registro de una base documental. Y para esto, la orientación de mis compañeros fue clave, y siempre estaré muy agradecido”.

Un círculo virtuoso “buenazo”

Lo que más le gusta de su tarea diaria es que puede combinar la teoría con la práctica: “Trabajo en la obra y en la oficina, y eso es ‘buenazo’, como solemos decir acá”, aclara. Los desafíos que se presentan a diario constituyen un aprendizaje constante: “Nosotros proveemos servicios de ingeniería, suministros y construcción de proyectos de diversa complejidad para apoyar la producción petrolera de Ecuador, así que las tareas son variadas y desafiantes”, agrega.

La experiencia del COVID-19

Cuando se declaró la emergencia sanitaria en Ecuador en marzo de 2020, se suspendieron prácticamente todas las actividades. En ese contexto, el transporte público se vio completamente paralizado y el personal de la obra debió quedarse ahí por un período prolongado: “Yo vivo a 8 horas aproximadamente de mi lugar de trabajo, así que el traslado era un tema crucial. Me quedé 98 días en la obra”, recuerda.

Con el correr de los meses, el transporte se fue gradualmente rehabilitando, y la compañía puso a disposición un sistema de vans que permitió normalizar los traslados. “Fue duro, sobre todo porque extrañábamos a nuestras familias y estábamos preocupados. Yo tengo a mi esposa en casa con una chiquita de 5 años, así que se me hizo difícil. Pero siempre pudimos estar comunicados, siguiendo el día a día de nuestros seres queridos”, recuerda Néstor.  

Aprender para progresar, esforzarse para crecer

La trayectoria profesional de Néstor ha sido siempre de crecimiento, marcada por la sucesión de roles de mayor responsabilidad: “Todo lo que he hecho siempre ha sido con el deseo de progresar como profesional y como persona. Busco cada día aprender un poquito más para superarme. Es muy gratificante ver que mi esfuerzo se corresponde con un reconocimiento, porque significa que estoy bien encaminado”. Más allá de los logros, que pueden ser muy gratificantes, a fin de cuentas, señala, no hay mejor recompensa que sentir el alma en paz: “Esto se logra cuando uno tiene la certeza de que hizo todo lo mejor para garantizar la seguridad de su equipo y hacer un trabajo de calidad. ¡Así vale la pena el esfuerzo!”