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Medio siglo en la construcción de ductos

Publicado 15.5.2023

Leonardo Ionfrida cumplió 50 años en Techint Ingeniería y Construcción, donde participó de la construcción de más de 35 ductos a lo largo de todo el mundo.

Leonardo Ionfrida nació en Morano Cábaro, a 450 kilómetros de Roma, en el sur de Italia en junio de 1940, un año después del inicio de la Segunda Guerra Mundial. A sus 8 años emigró hacia a la Argentina junto a su familia. Se graduó en Ingeniería Electromecánica en la Universidad de Buenos Aires en 1972. A principios de 1973 ingresó a Techint para trabajar en la reparación del Oleoducto Puerto Rosales y hoy ya cuenta con más de 50 años de experiencia como ductero en la compañía.

Participó en el diseño, el presupuesto y la construcción de 35 ductos en países como Arabia Saudita, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Nigeria y Perú.

Participó del proyecto Camisea, en Perú. El diseño inicial planteaba que las 200.000 toneladas de tubos necesarias para el proyecto podían transportarse por vía fluvial, pero no se tuvo en cuenta un aspecto clave: la temporada de sequía. “Tuvimos que modificar toda la planificación, con un sistema minuciosamente diseñado de transporte terrestre a través de rutas estrechas y sinuosas, además de una flota de helicópteros. Una vez que conseguimos superar este obstáculo, hubo una 'reacción en cadena' que nos permitió avanzar a buen ritmo", explica Ionfrida.

“Con mucho trabajo y esfuerzo logramos concluir las obras, que involucraban la soldadura del ducto de gas natural a lo largo de 731 kilómetros, a través de selvas y montañas de hasta 4.800 metros sobre el nivel del mar, un mes antes de lo previsto”, afirma con orgullo.

Otro proyecto que marcó mucho su carrera fue el Gasoducto Shedgum – Yanbu, en Arabia Saudita, en el que trabajó como Gerente de Construcciones. “Contábamos con 32 nacionalidades distintas trabajando dentro del proyecto, en una obra extensa de 1.200 kilómetros y con una amplitud térmica muy grande entre el verano y el invierno”, recuerda. En ese proyecto se instalaron alrededor de 23 campamentos con 4.500 personas en total.

¿Por qué te quedaste tantos años en la compañía y en el sector de ductos? ¿Qué te motivó a eso?

Yo había ingresado para control de calidad y ensayo de materiales para el proyecto Destilería Plaza Huincul, en Neuquén. Era viernes, el lunes me tenía que presentar en las oficinas de Plaza de Mayo, y acababa de salir de hacer todos los trámites en Techint. Cuando llegué a mi casa, mi mamá me dijo que me habían llamado de la compañía y tuve que volver ese mismo día a las oficinas. El director operativo en ese momento, me dijo que necesitaba un favor: tenía que ir a trabajar 3 meses al proyecto del Oleoducto Puerto Rosales, al obrador de Azul, a 300 km de la Ciudad de Buenos Aires, que albergaba entonces el principal campamento de construcción de ductos de Techint. Para ir a trabajar, recorría 300 kilómetros todos los días desde Azul hasta otro campamento en la ciudad de Marcos Paz.

Así empecé y ya llevo 50 años en el sector de ductos. Se fueron sucediendo las cosas y los proyectos, el trabajo me gustó mucho y sobre todo el entorno y los profesionales con muchísima experiencia.

¿Qué sentís que es lo que más le aportaste a la compañía en todos estos años y que te brindó la empresa para tu crecimiento personal y profesional?

Le aporté mucho conocimiento y dedicación definitivamente.

Techint fue siempre valorada por los clientes por empezar y concluir las obras a pesar de cualquier adversidad. Lo más importante que aprendí en estos 50 años fue el valor del orden en el trabajo y que aprender es el resultado de hacer, así que invito a los más jóvenes a estar abiertos a aprender de los que tienen más experiencia, de los que ya recorrimos gran parte del camino y podemos guiarlos para continuar el legado.

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