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Celebrando la vida en el Día de Muertos: diversidad y tradición en Techint

Publicado 29.10.2021

El 2 de noviembre México se tiñe de naranja y se llena de altares, calaveras y papel picado. Conoce esta tradición única de la mano de tres colaboradores que trabajan en el país.

La película animada Coco, a esta altura un clásico de Pixar, cuenta la historia de Miguel, un niño que quiere ser músico y que, durante la fiesta del Día de los Muertos en México, interactúa con las almas de difuntos que vienen de visita cada 2 de noviembre.

Cuando en 2018 el brasileño Vilson Rigon supo que se mudaría a México, una de las primeras recomendaciones que recibió fue ver la película junto a sus hijos. Vilson venía de hacer una carrera en Techint E&C por toda América Latina y llegaba al país para convertirse en Director de Operaciones del Área Norte.

“Nos recomendaron la película para darme una idea de lo que veríamos el Día de Muertos. Fue realmente muy emotivo volver a recordar de esa manera a los que se fueron”, cuenta.

 

La celebración se remonta a tiempos prehispánicos, cuando los habitantes de lo que es hoy México rendían culto a los fallecidos a través de distintos rituales que servían para acompañarlos en su camino al inframundo. Allí se realizaban ofrendas a los muertos, en las que incluían objetos, muchos de los cuales habían utilizado durante su vida y otros que podrían servirles en ese “más allá” como instrumentos musicales, comida, arreglos florales, entre otros.

Aunque vista desde afuera puede parecer una tradición triste, la realidad es que el Día de Muertos es una celebración llena de color. No por nada la UNESCO la declaró en 2008 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y hoy estos rituales y culto a los difuntos llegan a distintas partes del mundo.

“En Brasil, recordar a nuestros fallecidos es algo pesado, gris, triste. En México es una celebración porque a través de los altares y juntándonos en familia nos vienen a visitar”, agrega Vilson.

Una manera de honrar la vida

En muchas ciudades de México desde el 31 de octubre a la noche las familias se reúnen en los cementerios o en altares hogareños para rendirles homenaje y prepararles lo que la creencia popular manda: el umbral de vuelta a la tierra de los vivos, donde los vendrán a visitar hasta el 2 de noviembre. Es por eso que se dice que más que una celebración a la muerte es un homenaje a la vida.

Hannia Berman tiene 24 años y es analista de PyCP. Nació en la ciudad de Villahermosa, en Tabasco, México. Cuando chica, se juntaba con su familia en casa de sus abuelos y hacía un altar muy grande en el que se colocaban fotos de sus seres queridos fallecidos, las comidas que les gustaban y algún accesorio que los caracterizaba, como un cigarrillo o la bebida que tomaban en vida.

Rodrigo Perea, Comprador en Suministros, tiene 28 años y recuerdos similares. “De chico en la casa de mis padres”, dice, “festejamos esta fecha poniendo una ofrenda, yendo a comprar las cosas, preparando las flores, el papel picado y colocando los adornos en familia”.

“Para mí es un día muy importante porque conmemoramos con amor y respeto a esas personas que estuvieron compartiendo su vida al lado de nosotros y que ahora ya no están”, explica Hannia, y agrega: “ahora las celebraciones son un poco más íntimas y cada uno las hace en su casa pero siguen siendo igual de significativas”.

Rodrigo refuerza: “considero que esta celebración es una forma de estar en familia y tener presentes a los seres queridos que se han quedado en el camino”.

“En mi familia siempre la celebramos para recordar a los que ya no están, es un momento de festejo que acompañamos de chocolate caliente con pan de muerto (un pan típico hecho con leche, huevo, mantequilla, azúcar y anís), tamales y atole”, dice Hannia.

Una tradición milenaria y diversa

La fecha en la que se celebra no es aleatoria. Cuando llegaron los españoles a América se comenzaron a mezclar costumbres y rituales, como el Día de Todos los Santos (1 de noviembre) y el de Fieles Difuntos (2 de noviembre), costumbres europeas que se entrelazaron con las locales, fijando estas fechas también para el Día de Muertos mexicano.

Esta celebración se realiza con variantes en los distintos estados. Por ejemplo, Hannia menciona una particularidad de lo que ocurre en Tabasco. “Usualmente en las escuelas se hacen concursos de altares, algo muy bonito porque son altares grandes y típicos. En las casas también se colocan altares, se prepara la ofrenda y se espera a que de la hora (por lo regular las 12pm) para realizar algún rezo u oración a los difuntos”.

“En la región Huasteca de mi Estado natal Hidalgo, la celebración de Día de Muertos se conoce como Xantolo y es una tradición muy interesante, llena de misticismo y cultura”, explica Rodrigo.

Hoy miles de mexicanos en todas partes del mundo siguen colocando con cariño y emoción altares, fotos y recuerdos en sus hogares, manteniendo viva una tradición en todo el planeta.

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