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Canción criolla: el patrimonio peruano que se mantiene vigente

Publicado 28.1.2022

Marinera, vals, huayno y festejo son algunos de los ritmos tradicionales que se engloban en el género. En esta nota, Valeria Posada, Analista Comercial de Techint E&C, en Perú, comparte cómo es el folclore peruano, un baile que practica desde muy pequeña.

La diversidad cultural es una característica fundamental de Techint E&C. La compañía tiene fuertes raíces en los lugares donde opera y las personas de distintas nacionalidades se unen y atraviesan fronteras para hacer realidad proyectos únicos. Conozca las costumbres, raíces, culturas y creencias de distintos rincones del mundo a través de esta serie de artículos.

Cuando suena una marinera, Valeria sale a bailar y durante tres minutos que dura la canción se siente en la cima del mundo. De pequeña comenzó a tomar clases de este ritmo, que se convirtió en su pasión. Después de salir del colegio ensayaba cuatro horas por día, pero cuando arrancó la universidad tuvo que resignar algo de tiempo para el estudio de su carrera.

“El baile te permite mostrar tu esencia. Empiezas a bailar, te concentras en la música y te olvidas de todo lo demás. Me permite ser feliz”, cuenta Valeria y destaca que esta danza permitió empoderar a la mujer, ya que es ella la protagonista de este baile que tiene como esencia el galanteo del hombre y la coquetería de la mujer.

Con referentes destacados, como Eva Ayllón, Chabuca Granda, Felipe Pinglo, Polo Campos, Oscar Avilés, Arturo “Zambo” Cavero y Lucha Reyes, la canción criolla peruana es reconocida mundialmente. Es un género surgido de la fusión de melodías, influencias y ritmos típicos de la población nativa, los colonizadores españoles y los esclavos africanos, que engloba a una amplia variedad de estilos y danzas y conforman el folclore del país. El huayno, por ejemplo, es característico de la región Sierra, mientras que el vals, la marinera, la polka, el festejo, entre otros, son de la región Costa y, los cholones de Rupa Rupa, así como el Siritacuy de la Selva.

La marinera –patrimonio cultural de Perú y el baile bandera– es uno de los ritmos que más suena del folclore peruano alrededor del mundo. Representa el galanteo entre la pareja, con la mujer de protagonista y el hombre de acompañante, dejándose guiar. “Al final de la marinera, el hombre cae de rodillas ante su pareja y la mujer termina triunfante y él, enamorado a sus pies”, explica Valeria.

Vestir y bailar

Este ritmo tiene principalmente tres variantes: la marinera norteña (enérgica y alegre), la marinera limeña (más pausada y elegante) y la marinera serrana (con influencia del huayno).

“Uno de los símbolos más representativos de la marinera es el pañuelo blanco, el que se lleva en la mano derecha y es utilizado por la mujer y el hombre para acompañar la expresión corporal y enamorar durante el baile. El momento cumbre de la marinera es llamado triunfo o fuga, en él, ambos bailarines juntamos nuestros pañuelos al medio y lo revoloteamos en símbolo de celebración. Posterior a la fuga viene el zapateo, en el que la mujer luce el movimiento de su falda y luego está el final”, describe Valeria.

Las faldas largas con pliegues para realizar el faldeo son típicas de la marinera. Se le suman un maquillaje bien cargado y llamativo, las alhajas de oro o plata normalmente confeccionadas por artesanos y el peinado: dos trenzas largas por delante del hombro para las mujeres solteras, las trenzas hacia atrás para las casadas; y las trenzas hacia arriba, como en una corona, para las viudas.

La vestimenta reviste una diferencia, de acuerdo a cada subritmo. “En la norteña, la mujer va sin zapatos y con una falda casi a los tobillos. El hombre lleva sombrero, zapatos y terno, en algunos casos también un poncho de lino. Existe, además, el “estilo mochero” que pertenece a la marinera norteña en el que el hombre baila descalzo, representando a los pescadores del Norte o al hombre campesino, con el pantalón doblado hasta el tobillo, y la mujer usa una falda pegada al cuerpo con una abertura en la parte de adelante que se llama anaco”, dice Valeria.  

En tanto, la limeña se baila con un vestido más sobrio por encima del tobillo y en tacos. Es un baile de salón más señorial y erguido, con pasos más suaves y sutiles en el que el zapateo no es tan fuerte.

Mientras que en la marinera serrana la dama viste con un camisón blanco, un vestido amplio de seda, un chal tejido de lana fina, sombrero de paja, zapatos de medio taco y un pañuelo. El varón viste un pantalón drill, camisa blanca, poncho de lana de oveja, sombrero y pañuelo. Esta marinera tiene una gran influencia del huayno por lo que el ritmo es más lento y tiene una expresión melancólica pero estilizada.

Raíces

Los demás ritmos también tienen sus características distintivas. El festejo, una danza típica representativa del mestizaje negro peruano, tiene movimientos más fuertes y sensuales, especialmente del tórax y de las caderas. El instrumento principal es el cajón peruano. Se utiliza la vestimenta propia de los negros esclavos en las que se aprecia la fuerte influencia africana, mientras que otros emplean trajes propios del siglo XIX, que consisten en camisa y pantalón con unas blondas en el botapié y un pañuelo a la cintura, camisones de manga ancha y chaleco.

Las mujeres emplean una pañoleta amarrada a la cabeza, vestido o falda de colores y fustanes largos de color blanco. La falda con el paso del tiempo se ha ido usando también en versiones más cortas.

El vals es un baile de salón que representa la elegancia y es el ritmo más popular en voz cantada. Las mujeres usan faldones bien largos, aretes y lucen maquilladas y los hombres llevan ternos. Los movimientos son suaves y destacan por su elegancia.

El huayno, en cambio, representa el júbilo y la fuerza. Consta de un zapateo más descontracturado y se baila agachado.

Durante el año, se realizan diferentes conciertos, pero el gran evento anual del género es el Día de la Canción Criolla (que se celebra el 31 de octubre) donde se organizan las famosas peñas para mostrar y difundir la música. La gente se encuentra en clubes, restaurantes o bares donde se arman fiestas con espectáculos de cantantes y bailarines. Comen platos típicos, beben pisco sour y después del show la música sigue sonando y todos salen a bailar.

Esta festividad fue instaurada en 1944 con el objetivo de rendirles tributo a los principales músicos, compositores e intérpretes del género y para mantener vivas las tradiciones.

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