Luciano Blanco Regojo trabaja en el yacimiento Fortín de Piedra, de donde sale el 13% del gas que se consume en Argentina. “El desafío más grande que tenemos es que en ningún momento el proceso de construcción se detenga”.

“Tenés arena abajo del mousse, tenés arena en el teclado, tenés arena en las orejas. Esa incomodidad es lo que me motiva todos los días a levantarme temprano a la mañana y encarar el día”, dice Luciano Blanco Regojo.

Luciano tiene 30 años y es ingeniero industrial, criado en Daireaux, provincia de Buenos Aires y formado en la Universidad Nacional de La Plata trabaja en el yacimiento Fortín de Piedra como superintendente de construcción. El concepto inicial que tenía sobre su trabajo estaba relacionado con oficinas, laptops, análisis, reportes; muy distinto a lo que está haciendo ahora en obra. “Esto es muchísimo mejor”, afirma sin dudar.

“Lo que hago es tratar de evaluar cuáles son las necesidades de cada uno de los clientes, juntarlas, y definir un programa de trabajo, un presupuesto, una llegada de materiales, procedimientos”. Es una labor que implica una coordinación diaria y permanente, y estar atento a todos los detalles que hacen a la ejecución de un proyecto.

En Fortín de Piedra Luciano pudo profundizar y desarrollar aún más los conocimientos que había empezado a incorporar durante la carrera. Él define el proyecto “como la maestría de la facultad”.

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